A veces se nos cierra una puerta... Y se nos abre un universo
completo.
Cosas de ovejas... Pero ten cuidado, puede pasar en tu vida. Este era
un día como todos, solo hay que poner atención a lo que acontece.
En esta granja todos los días acaecían sin novedad alguna, algo muy
parecido a la vida de algunos de nosotros.
Las ovejas conocían perfectamente su rutina diaria, la que consistía
en: comer y descansar. Al parecer algo bueno ¿no? Aunque para
algunos esto pareciera cómodo, para la mayoría no era así. Pero
no podían hacer nada, pues estaban sometidos a la voluntad de
su cuidador.
Las ovejas siempre habían estado en contra del trato que se les
daba, ya que no les parecía justo. Pero no les quedaba de otra,
porque no podían hacer nada, o al menos eso les decía su cuidador.
El cuidador de antemano sabía que el tiempo no había pasado en
vano sobre su granja ,pues toda la estructura estaba muy débil y
por ende con cualquier esfuerzo por derribarla esta se vencería
fácilmente.
Por tal motivo, siempre les hacía creer a las ovejas que sería
imposible que escaparan de la granja. Al igual que en todas partes,
en la granja existían ovejas que solo tenían sueños sobre algún día;
pero no hacían nada para lograrlo.
En cambio había una oveja llamada Lisy, que al igual que todas
también quería ser libre, pero a diferencia de las demás; ella todas
las noches fraguaba planes para poder liberar a sus compañeras
y a sí misma.
Aunque la mayoría de sus ideas habían fracasado.
Por lo cual se sentía muy frustrada; más no vencida. Pronto su
esperanza de escapar se veía más distante; pues había quedado
embarazada, entonces sus planes tendrían que postergarse, porque
no podría hacer nada hasta que su corderito naciera y fuera mayor.
Cuando pensaba en su situación tenía algunos sentimientos
contrastados, ya que tener un hijo le causaría mucha
alegría; pero por otro lado se lamentaba por la vida que tendría en
aquella granja.
Eso la inspiraba a tener más y mejores planes… Que por lo pronto
no podía aplicar.
Cuando llegó el momento en que Lisy dio a luz ella estaba muy feliz.
Era una felicidad inminente- incluso, por un momento se olvidó de
tantas tribulaciones. Esos días todos la felicitaron; pues era muy
raro ver pariciones en aquella granja.
Todas las noches, Lisy, sentía mucha ternura al ver dormir a Nick.
Ese era el nombre del corderito- Y al ver su rostro tan inocente.
Ya que al ser pequeño… Aún, no sabía los problemas que más
adelante enfrentaría.
Conforme pasaba el tiempo, Lisy, noto algo extraño en Nick;
siempre que alguien le hablaba, él no respondía. Al principio
creían que era muy tímido, pero no parecía serlo, pues su
forma de actuar demostraba todo lo contrario.
No pasó mucho tiempo para que Lisy se diera cuenta de lo
que pasaba.
Nick no escuchaba. Eso le partió el corazón a Lisy. Pero a
pesar de eso, Lisy lo amaba sobre todas las cosas, y él lo sabía.
El corderito era extrovertido, como cualquier otro.
Además tenía la actitud de su madre, de nunca rendirse a
pesar de que pareciera que todos sus sueñosse caen en
pedazos.
Nick, a pesar de su condición podía notar el ínfimo valor que
se les daba a todos. Pareciera que a su cuidador solo le importaba
decirles: ¡ustedes jamás podrán, no son capaces de eso y nunca
lo serán! Y el problema mayor era que esa frase se repetía con
tanta frecuencia, que todos se habían resignado a vivir aprisionados
para siempre, incluso Lisy, quien toda su vida intento ser libre.
En pocas palabras; todos habían perdido la esperanza. Cuando
Nick era mayor, sus sufrimientos en la granja también lo eran,
por lo que se vio obligado a intentar escapar. Únicamente estaba
esperando una oportunidad. Cuando se presentó, Nick, no soporto
más.
Estuvo completamente decidido a derribar el cerco. Cuando todos
notaron sus intenciones no lo tomaron en cuenta, ya que a ellos les
habían hecho creer que tal hazaña era imposible de consumar.
Entonces, el corderito tomó todo el impulso que pudo y se volvió
en contra del cerco; venciéndose este fácilmente y dejando un
agujero por donde todos pudieron escapar sin pensarlo.
Todos estaban sorprendidos por lo acontecido.
No se explicaban cómo pudo ser eso posible. Y lo mejor de
todo no fue que sólo pudieron escapar, sino que paulatinamente,
Nick comenzó a escuchar al menos un poco. En ese momento
todos estaban tan asombrados por su proeza.
A lo que él contestó: “En realidad, yo no sabía si algún día podría
derribar el cerco, de lo único que sí estaba seguro es que haría
todo mi esfuerzo por lograrlo, hasta que lo consiguiera” Gracias a
Nick pudieron cambiar de hogar, de vida. Ojalá y todos fuéramos
como Nick y aunque sea por un momento dejáramos de escuchar
las palabras de desaliento que a diario escuchamos. Se imagina
si Nick hubiera escuchado desde pequeño. ¿Cree que hubiera
actuado de la misma forma? ¿No cree que hubiera adquirido la
misma forma de pensar de los demás? Además…
¿Se imaginan lo que lograríamos si no supiéramos que no
podemos?.
Ciertamente no existirían problemas… Imposibles de vencer.
Intentemos ser Nick algún día, cuando escuchemos que la
crítica y los ¡no puedes!, ¡es imposible…! caigan sobre nosotros.
Gabomart....
En tu vida decides tú, yo solo te sugiero que corras tras tus sueños.
El éxito de la vida no está en vencer siempre, sino en no darse
por vencido nunca.
Para estar bien de pie hay que haber caído varias veces. El que no
sabe caer, no es dueño de su equilibrio. El que no acepta con
humildad el fracaso, no puede triunfar. Se triunfa aprendiendo a
fracasar.
La vida te da la oportunidad de escribir, corregir y mejorar tu
historia todos los días. Sé sabio y escribe una buena historia...
la tuya.
Sé feliz hoy, pues Dios siempre tiene una llave para cada
puerta que se cierra, una solución para cada problema, un
alivio para cada tristeza, una luz para cada sombra y un
hermoso plan para cada nuevo día.