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lunes, 30 de julio de 2012
LA REFLEXIÓN QUE CAMBIÓ MI VIDA. EL SEMÁFORO
Aquel día, me desperté con mucho sueño y enojado.
Con trabajo, pude levantarme de la cama.
Me dirigí al cuarto de baño arrastrando los
pies mientras renegaba por tener que
levantarme de la cama y no poder
quedarme en ella todo el día.
Desayuné con los ojos tan cerrados como mi mente.
Me sentía tan cansado, que por no meter el
pan en el tostador, preferí comerlo frío y
beber la leche directamente de la botella.
¿Para qué tanto trabajo? ¡Es un fastidio!
Salí de mi casa rumbo a la oficina, desde mi coche
observaba el suelo humedecido por la lluvia y no podía
evitar la rabia al pensar que tenía que trabajar. El
semáforo se puso en rojo y de pronto, como un rayo, se
colocó frente a todos los automóviles algo que parecía
un bulto.
.
Por curiosidad abrí más mis ojos somnolientos y pude
descubrir que lo que parecía un bulto, era el cuerpo de
un joven montado en un pequeño carro de madera.
Aquel hombre no tenía piernas y le faltaba un brazo.
Sin embargo, con su mano izquierda lograba
conducir el pequeño vehículo y manejar con
maestría un conjunto de pelotas con las que
hacía malabares.
.
Las ventanillas de los automóviles se abrían para darle
una moneda al malabarista que llevaba un pequeño
letrero sobre el pecho. Cuando se acercó a mi auto pude
leerlo, "Gracias por ayudarme a sostener a mi hermano
paralítico". Con su mano izquierda señaló hacia la acera
y ahí pude ver a su hermano, sentado en una silla de
ruedas colocada frente a un atril que sostenía un lienzo
, y movía magistralmente con su boca un pincel que
daba forma a un hermoso paisaje.
El malabarista mientras recibía una monedas, vio el
asombro de mi cara y me dijo: ¿Verdad que mi hermano
es un artista? De pronto el chico sentado en la silla de
ruedas se dio la vuelta y pude leer en el respaldo de su
silla:
“Gracias señor por los dones que nos das, contigo nada
nos faltará”
Eso me impactó profundamente y mientras el hombre-
bulto se retiraba y el semáforo cambiaba del color rojo al
verde, mi semáforo interior también cambió
.
Desde aquél día, nunca más se me volvió a encender la
luz roja que me paralizaba por la pereza. Siempre he
tratado de mantener la luz verde encendida y realizar mis
trabajos y actividades sin detenerme. Aquel día descubrí
que ante aquellos jóvenes, yo era el más necesitado, el
más incompleto. Desde aquel mismo día, nunca he
dejado de agradecer
.
Ahora no tengo todo lo que quiero; pero le doy gracias a
Dios por lo que sí tengo. El salario apenas me alcanza
para pagar las cuentas, pero gracias a Dios que por lo
menos tengo un trabajo para ganar el sustento. Los
problemas se multiplican como por arte de magia, pero
gracias a Dios tengo paciencia y fortaleza para
sobrellevarlos.
A veces creo que no podré seguir adelante con tanto
conflicto; pero le doy gracias a Dios
porque cada mañana siento dentro de mi
corazón que sí puedo.
Los años han ido pasando rápidamente, mi
piel está un poco arrugada, y mis cabellos
se están poniendo blancos; pero le doy
gracias a Dios por la alegría que siento
de vivir.
.
Cada día le doy gracias a Dios por los conflictos que
pude resolver, por los problemas que pude superar, por
la enfermedad que pude soportar, por el odio que se
transformó en amor, por la soledad que pude
sobrellevar
.
“Le doy gracias a Dios por permitir que este mensaje
llegara a mis manos y a las tuyas"
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